Los sistemas de retención infantil (SRI), ya sean capazos, sillas de coche, o bien alzadores con respaldo, están evolucionando, a la par que evolucionan las personas y familias que los necesitan.
Los proveedores de las diferentes marcas que suministran este tipo de productos, se levantan cada mañana y piensan en qué puede ser lo que las familias de hoy día precisan, para proteger de la manera más adecuada a sus hijos. Piensan en unos materiales, en unas formas y colores, en unas prestaciones, y, como es obvio también, piensan en unos clientes. Tras esos clientes hay personas, personas que se relacionan, a su vez, con otras personas, y con unos entornos determinados.
A dichos proveedores se les agolpan las ideas, y, cuando van ordenándolas, empiezan a vislumbrar un producto. Ese producto es lo que encontramos en tiendas físicas o virtuales, en revistas, en medios de comunicación. De cada producto, además, encontramos opiniones, videos, críticas (positivas, neutrales o negativas), y todo ese «feedback» es devuelto al proveedor. ¡Aún más ideas que ordenar! y así es el proceso de aprendizaje, desarrollo, e implementación de las nuevos sistemas de retención infantil.
Cada vez más, el entorno nos inunda de contenidos e imágenes. La sociedad busca el conocimiento más exhaustivo de todo aquello que le rodea, y esto es bueno porque la curiosidad nos hace más inteligentes. Sin embargo, a veces, caemos en la sobreestimulación y no distinguimos qué conocimiento es el más veraz. Hoy todos hablan y escriben, pero no todo lo que leemos o vemos está realmente fundado o comprobado. A veces, incluso, la publicidad más feroz promueve informaciones, en forma de escritos o videos, que envuelven de un halo de empirismo científico a un hecho irreal o simplemente imaginario. Todo esto, al final, puede confundirnos.
Además, hoy en día hay mucha más diversidad de situaciones familiares que hará, pongámosle, 60 años. Puede que haya menos natalidad, pero por cada niñ@ se movilizan más recursos que en ese pasado que comentaba. Aquí es donde entran en juego los abuelos, los tíos, los amigos, las parejas, los hermanos…esas segundos y/o terceras personas que nos van a ayudar, tanto en el proceso de compra de una sillita infantil como en su uso (más o menos habitual).

Cada persona de las mencionadas, por su parte, cumplirá una función en nuestro núcleo familiar. ¿Tomará un papel esencial en el uso de esa silla?¿nos complementará, sustituirá, o simplemente ayudará? Todas estas situaciones son claros focos de atención, para quienes nos esforzamos por ofrecer la mejor opción a un cliente.
Por último, quiero daros algún ejemplo de estas evoluciones en los SRI, que se basan en las características de las nuevas sociedades:
– Diseños más ergonómicos
– Más variedad de colores
– Más calidad al mismo precio (gracias a la competencia)
– Más variedad de productos, adaptables a cada situación
– Visualmente más atractivos
– Con más elementos a tener en cuenta, sobre la seguridad (protecciones laterales, avisos sonoros o visuales de su correcto uso, por ejemplo)
– Con más elementos a tener en cuenta, para mayor comodidad del niñ@ (respaldo reclinable, tejido mullido y suave, etc)
En resumen, los SRI responden a una realidad de una sociedad concreta y, por eso, evolucionan y seguirán evolucionando. Todo ello no debe hacernos menospreciar, tampoco, aquello que no sea tan actual, debemos mantener esa mirada crítica propia de nuestros tiempos y, siempre, pensar en qué es lo que nosotros necesitamos. No hay nada mejor o peor, sino cosas más o menos adaptadas a una necesidad concreta.
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